Nic Pizzolatto
¿Cuántas veces he estado a cubierto de la lluvia
bajo techo ajeno, pensando en mi hogar? William Faulkner
La primera y más útil regla en la cárcel es que
cargas con tu condena, no con la de los demás.
Hay ciertas experiencias a las que no puedes
sobrevivir; después ya no existes de verdad aunque hayas esquivado la muerte.
2008. Vaya año insufrible.
Creo que hay unos tipos de pereza que son lo peor.
Estamos todos locos, pero algunos más que otros.
Deseé que las mujeres hiciesen caso omiso de ese
impulso que las lleva a cortarse la melena en cuanto llegan a los treinta.
Sentí que dejaba de tener el estómago como un puño
al recordar cómo la tomaba desde atrás, manteniendo el pulgar en el agujerito
tal como a ella le gustaba.
El pasado ya no existe.
Supongo que hay que andarse con mucho cuidado
cuando invocas tus recuerdos.
Un día naces y cuarenta años después sales
renqueando de un bar, perplejo por todos tus achaques. Nadie te conoce.
Conduces por oscuras carreteras y te inventas un destino porque la clave es
seguir moviéndose. Así que enfilas hacia el último asidero que te queda por
perder, sin tener ni idea de qué vas a hacer con él.
El hábito de la lectura, que he mantenido estos
últimos años, no me convierte en una persona distinta. Simplemente, desde que
tuve que dejar de beber, se convirtió en la mejor manera de pasar el rato.
En cualquier oficio, normalmente se puede juzgar
la profesionalidad de un hombre por como utiliza las manos, si las mueve con
languidez o con gestos firmes y mesurados.
¿Necesitas al hombre del tiempo para que te diga
que está lloviendo?
Pensé que no se sobrevive a ciertas cosas, aunque
no te maten.
Tanto leer me enseñó a pensar.
Han pasado veinte años.
Me preocupa vivir eternamente.