Anima mundi

Susanna Tamaro





Había borrado el pasado. Borrándolo, había borrado también el futuro.

En la jungla de la competencia, habían logrado ganar.

La psicología y los cuartos cerrados limitan la cabeza.

Me gustaría morir en un prado recubierto por algo blanco, nieve o pétalos de rosas.

Entre la desesperación y la normalidad ha de haber algún camino intermedio.

Detestarse y hacer daño a los demás son las dos caras del mismo sentimiento.

A estas alturas se tiene miedo incluso de las meras palabras. A fin de no ensuciarse la boca, se utilizan palabras limpias.

La sensibilidad, en vez de ser un don, es un lastre.

El que quiere superar un límite custodia en su interior algo grande.

Hay dos maneras de salir de la mediocridad, una es el arte y la otra es la acción.

Nos eludíamos con la misma cautela con que los animales salvajes evitan al hombre.

La página y yo éramos la misma cuerda que vibraba en el mismo instrumento.
Me preguntaba: ¿en qué sitio exacto habrán matado a César?

La pureza originaria es el estado en que todavía uno no ha sido tocado por el dolor.

Caminando y caminando, olfateando y olfateando, al final había perdido todo rastro de la senda que iba buscando.

Me avergüenzo más de mis zapatos que de mis lagunas culturales.

En la mala calidad, el desgaste se convierte pronto en rotura, en la buena hace que la piel se vuelva más noble.

La vida no es de aquellos que se rinden, de los que se acobardan.

Uno puede jugar si tiene las espaldas cubiertas. Si detrás no hay nada, el juego puede convertirse en tragedia.

A las mujeres no hay que tocarlas ni siquiera con una flor, entre ellas y nosotros tiene que haber una distancia superior a la medida del tallo de una rosa.

El que tiene un proyecto preciso no se puede acercar a las mujeres sino con el riesgo de extraviar su meta. Los sentidos, con toda su voluptuosa confusión, son para el héroe una especie de deriva.

El buey solo bien se lame.

Se puede morir por un amigo, entre tanto que, la mayor parte de las veces, es un amante quien te hace morir. Te absorbe energía e ideas, quiere placer y luego más placer, la seguridad del estatus social y, después de eso llegan los hijos y entonces verdaderamente estás acabado. Nunca te percibe como persona, eres tan sólo una escalera para ir a alguna parte, el rumor obvio con que llena  el vacío de sus días.

Tan solo en el hombre la lujuria es perpetua.

La inexperiencia del cuerpo nos vuelve completamente  inermes.

Entre todas las cosas que había imaginado acerca de nosotros solamente una no se me había ocurrido, que nuestra relación pudiese terminar.

Ante mí había un rostro que ya era casi completamente anatomía.

La vida no es un recorrido rectilíneo, sino un círculo.

Si desde el principio se mostrasen realmente como son, con toda probabilidad desde hace tiempo ya no se celebrarían matrimonios.

Habría podido tener una existencia felizmente normal, tenía todos los ingredientes.

Desde el nacimiento nos dicen que la vida está hecha para construir y en cambio no es cierto. La vida está hecha para sembrar. Es importante dejar tras de sí brotes en condiciones de germinar y de crecer.

La muerte nunca acude cuando la llamamos.

Cuando quiere, el destino crea los encuentros.

El mundo se creó por su cuenta, es la perfección de sus propias leyes la que le hace avanzar.

Están locos aquellos que piensan hallar la paz entre la quietud de los bosques.

La naturaleza es como una habitación de paredes blancas. Las privaciones sensoriales y la naturaleza son exactamente la misma cosa, ambas, de distinta manera, tarde o temprano te llevan a la locura.

Cuando se llega tan abajo hay que volver a subir, no se puede seguir bajando ni quedarse quietos.

Entre nosotros había una gran plenitud, toda palabra, todo gesto, hubieran sido superfluos.

La lógica del amor es una especie de no lógica, a menudo sigue caminos incomprensibles para nuestro intelecto. En el amor hay gratuidad. En la lógica normal todo tiene un peso y un contrapeso, hay una acción y una reacción, entre una y otra siempre hay una relación conocida.

El amor de Dios es un amor por exceso.

Antes de matarse había cavado su fosa.

Era la muerte, el final del dolor, lo que lo ponía alegre.

Para aprender, antes hay que dejar a un lado el orgullo.

Todas mis acciones habían sido tan sólo reacciones, todos los movimientos que había llevado a cabo los había llevado a cabo en oposición a la voluntad de otros. En mí ya no había movimiento, sino inercia. Estaba inerte e inerme. Tenía la edad de un hombre y me encontraba en las mismas condiciones que un niño recién llegado al mundo.

Me sentía como una barca que había quedado demasiado tiempo sin cuidados y en el agua.

Yo había sentido el vacío a mi alrededor.

A menudo tan sólo el final de un recorrido pone en evidencia aquello que ha sucedido antes.  Una situación límite permite ver las cosas bajo una luz diferente. De pronto se comprende que uno se ha equivocado y que ya es demasiado tarde para cambiar las cosas. Por eso se pide perdón.

Nadie puede dejar de pedir perdón. No hacerlo sería presunción. La vida es un camino de errores.

Tan sólo muy pocos conocen la luz en el comienzo.

La misma inteligencia incuba dentro de sí el germen de la superioridad.

La inteligencia es un don. Nadie puede decidir ser inteligente.

Donde hay vacío está lo Irracional.

Había de remontarme mucho en el pasado para llegar a un punto en el que fuera posible recomponer mi persona.

Muerte y vida son dos formas diferentes de existir.

A los hombres les gusta matar animales porque tienen envidia de su gracia natural.

El amor es atención.