En torno a mi trabajo como pintor

Antonio López



Un buen pintor ha de dar el paso de copiar las cosas a tratar de entenderlas. ¡Qué diferencia tan grande existe entre copiar lo más fielmente y entender qué es lo que es aquello!

Lo decisivo es lo que ocurre adentro, lo que tu expresas, la capacidad emocional que, como una energía, pueda tener la pintura o la escultura. Reconocemos algo que corresponde a los sentimientos y los sentimientos son invariables.

Nunca te sitúas tan cerca de una persona como cuando le tienes que medir.

Al cien por cien, a todo pintor le es igualmente pasional todo el proceso de concepción de un trabajo, porque le es igualmente necesario realizarlo. Si la idea es emocionante y después te aburres pintándolo debes elegir otro lenguaje.

En nuestra época se ha perdido completamente el espacio público.

El espacio público hay que pensárselo mucho para ocuparlo.

No hay que tener miedo a hacer lo que te guste hacer, que siempre encontrarás un buen espectador.

La obra se hace y hay que sacarla afuera, la gente tiene que verla.

Cuando trabajas con valentía y con buena fe, siempre hay una respuesta positiva.

Eso que llaman perfección no creo que exista en ninguna obra humana. Existe como sueño en nuestra mente.

Hay personas dotadas por la naturaleza de una manera tan poderosa, tan fuerte, tan magnífica, que siempre lo van a hacer bien.

Yo no estoy entre esos. Yo sudo la gota gorda trabajando.

Cuando el hombre vive a oscuras, en la angustia, no sabe muy bien por qué hace las cosas.

La búsqueda de la belleza ya no es posible. Se busca el carácter, lo interesante, la energía. Se busca cualquier cosa menos la belleza.

El momento en que un profesor marca una línea estilística está influyendo en el alumno.

El quid de la cuestión reside en que el alumno encuentre su espacio. Lo único que hay que hacer, si sabes, es ayudar a encontrar ese espacio que le corresponde a cada uno.

No hay una forma de enseñar Bellas Artes.

Una vea que estás contemplando una obra,, si hay algún tipo de aliño, algo que se pueda añadir, ese tipo de comentario personal, añadido al hecho de contemplar el trabajo, puede hacerlo más atractivo o más rico.

Con los años, al conocer el mundo cada vez más, te vas haciendo cada vez más libre, con menos ataduras, con menos servidumbres.

Hay pintores en los que el cambio surge de una forma más epidérmica. Hacen suyas ciertas influencias de la obra de otros pintores y son como un fermento que les hace cambiar. Todo ocurre muy en la superficie.

En Velázquez, el conocimiento de la obra de otros está tan sumamente pasado por un proceso interior que nunca ves a esos otros.

La realidad a palo seco es algo excesivo.

Lo más importante es sentir.

La gracia está en hacer un cuadro con el sentimiento. Tener la capacidad de materializar con ese sentimiento una estructura. En eso consiste el arte.

Es una cosa impresionante la diferencia de tiempo que exige la expresión exacta de las cosas.

Cuando las cosas tienen que tener exactamente su tamaño, no pueden ser un poquito mayores, ni un poquito más chicas, ni pueden estar un poco más acá, ni un poco más allá.

Un ojo es un círculo. Los dos ojos son una elipse, pero nunca es el doble de ancha que de alta. La altura es más que la mitad.

No concibo un paisaje más ancho de dos metros y medio.

Voy con una intención y acabo siempre en otro lugar distinto. Hay como una especie de fuerza que me lleva contra mi voluntad a un determinado lugar.

Tengo muy poca capacidad para expresar el vacío. Lo expreso con lo mínimo.
Píntalo, es real como la enfermedad. Enrique Gran.

El primer recuerdo fue tan fuerte que pudo con todo y pude llegar a mantenerlo hasta el final.

Los edificios se sumergían en la luz.

La luz del amanecer. Esa luz fría, fría aún siendo verano.

Una escultura no es sólo una imagen, son muchas imágenes.

Aquí se trabajó como se ha hecho siempre en España todo, a lo bestia.

El arte del siglo XX es un follón, ¡un autentico follón!

Estamos todos llenos de dudas, estamos todos creando en la oscuridad.

La situación del arte es de precariedad constante.

La lucha es siempre trabajar en el conjunto, es crear una relación entre todos los elementos.

La perspectiva curva. El centro del dibujo es la línea del horizonte. Y a partir de ahí, pared y suelo se tuercen, se huye hacia el fondo, hacia la izquierda y hacia la derecha. Empiezan a curvarse todos los elementos como en un ojo de pez.

En el claroscuro se llega hasta los negros más intensos a fuerza de ir fijándolo, gradualmente para que el polvo del lápiz se incorpore y se sume a lo anterior, creando oscuros intensos.

La fotografía deforma.

La exactitud no te asegura nada, pero para mí es básica. Para mí es un punto de partida.

El primer pintor que intuye la perspectiva moderna, la perspectiva visual tal y como nosotros vemos las cosas, es Vermeer.

Vermeer, en el pintor que está pintando, pone delante cosas que nunca se habían colocado tan cerca. Pone cosas absolutamente irrelevantes delante de las figuras principales. Es el primero que creó el hueco, ese espacio a través de la luz y de la distribución de los objetos.