Cometas en el cielo

Khaled Hosseini



Por ti lo haría mil veces más.

Mi padre consiguió moldear a su gusto el mundo que lo rodeaba, siendo yo la manifiesta excepción. Veía el mundo en blanco y negro, y era él quien decidía qué era blanco y qué era negro. Es imposible amar a una persona así sin tenerle también miedo, tal vez incluso sin odiarlo un poco.

La persona que desperdicia los talentos que Dios le ha dado es un burro.

Es mejor resultar herido por la verdad que consolarse con una mentira.

Nadie diría al día siguiente que su hijo no había aprendido modales. Me dolía la cara de tanto forzar aquella falsa sonrisa.

No intercambiamos ninguna palabra; no porque no tengamos nada que decir, sino porque no es necesario decir nada…

Me daba miedo cambiar de idea. Me daba miedo deliberar, rumiar, agonizar, racionalizar y decirme a mí mismo… Me daba miedo que la atracción que sentía hacia mi vida pudiera echarme hacia atrás e invitarme a vadear de nuevo ese descomunal río, olvidándolo todo, dejando que todo lo que había descubierto aquellos últimos días se hundiese en el fondo. Me daba miedo dejar que las aguas me arrastrasen hasta alejarme de lo que debía hacer. De la llamada del pasado. Y de esa última oportunidad de redención.

Cerré los ojos en busca de aquella dulzura. No la encontré.

Es como sacar a alguien de la jaula del león y meterlo en la del tigre.

¡Despreocupado estaba el amor y entonces llegaron los problemas!

Ser cobarde no tiene nada de malo mientras vaya acompañado de la prudencia. Pero cuando el cobarde deja de recordar quién es…, que Dios lo ayude.

El hombre sin conciencia, sin bondad, no sufre.

Cuando te veía se veía a sí mismo. Y su sentimiento de culpa… Cuando tu padre era duro contigo, estaba también siendo duro consigo mismo. Tu padre, igual que tú, era un alma torturada.

Cuando era pequeño, trepé a un árbol y comí unas manzanas que aún estaban verdes. Se me hinchó el estómago y se me puso duro como un tambor. Mi madre me dijo que si hubiese esperado a que madurasen, no me habrían sentado mal. Así que ahora, cuando quiero algo de verdad, intento recordar lo que ella me dijo sobre las manzanas.

Así es como los niños superan el terror. Caen dormidos.

La perspectiva es un lujo que sólo pueden permitirse las mentes que no están atormentadas por un enjambre de demonios.

El insomnio una vez más. Despierto y solo con mis propios demonios.

Tu padre era un hombre partido en dos mitades.

Me pregunté si el perdón se manifestaría de esa manera, sin la fanfarria de la revelación, si simplemente el dolor recogería sus cosas, haría las maletas y se esfumaría sin decir nada en mitad de la noche.

Tranquilidad es paz, calma, bajar el “volumen” de la vida.

El silencio es pulsar el botón de “off”. Apagarlo. Todo.

Era el silencio de quien se ha refugiado en un escondrijo oscuro, de quien se ha hecho un ovillo y se ha ocultado.