Luz Gabás

Un libro abierto es un cerebro que habla; cerrado,
un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido, un corazón que
llora. Proverbio hindú.
Por existir. Por haceros sufrir. Por no poder
cambiar las circunstancias. Por la separación que habéis asumido. Por la
maldita resignación.
Qué tristeza produce pensar que tus restos
descansan en un lugar olvidado, que no habrá nadie que te dedique unos minutos
frente a tu tumba.
Las personas de su generación tenían el ordenador,
el correo electrónico y el teléfono para contactar al instante con sus seres queridos.
Esto les había convertido en seres impacientes: no se llevaban bien con la
incertidumbre ni con la espera, y cualquier pequeño retraso en la satisfacción
de sus deseos se convertía en una lenta tortura.
Sabíais que este momento podría llegar y lo ha
hecho. Lo sabíais. Era cuestión de tiempo. Los espíritus lo han decidido. No
hay nada que podáis hacer. Lo sabíais…
Hay que conocer la montaña para comprender eso de
que abril es el mes más cruel.
Es difícil describir el miedo: una vez se te ha
metido en el cuerpo, cuesta mucho sacudírtelo de encima.
Sentía añoranza de su casa.
A los trabajadores hay que tratarlos con
autoridad, decisión y también justicia. Si haces algo mal, te criticarán. Si no
resuelves bien los problemas, te perderán el respeto. Un buen empleado tiene
que saber hacer de todo y solucionar cualquier asunto. No muestres ninguna
debilidad. Y no des pie a una excesiva confianza que se pueda malinterpretar.
Las mujeres son como el whisky: el primer trago
cuesta, pero cuando te acostumbras entra solo y aprendes a saborearlo.
Él no buscaba el placer con frecuencia. Necesitaba
algún tipo de complicidad, o de afinidad, aunque fuera transitoria, con la
mujer con la que iba a compartir unos momentos tan íntimos.
Los médicos, cuanto más lejos, mejor. Te curan por
un lado u te estropean por otro.
Estaba acostumbrado a trabajar y a hacer lo que se
esperaba de él.
La certidumbre de que él estaría presente cuando
su padre exhalara el último suspiro le ponía enfermo. Era una experiencia por
la que no quería pasar y no le quedaba más remedio.
Se estaba haciendo mayor y tenía miedo. Mucho
miedo.
Eso de repetir nombres solo sirve para hacer
comparaciones. Al final no sabes cuál es el original y cuál la copia.
La vida es circular, los hechos se repiten; en otras
circunstancias, sí, pero básicamente semejantes. Como la naturaleza.
Para saber vivir hay que saber morir.
Probablemente, su desbordante y natural
cordialidad hicieran que se sintiera como si lo hubiese conocido toda la vida.
En los países con graves carencias, la educación
se encuentra al final de la lista de cuestiones a mejorar.
Todas las familias guardaban secretos y no pasaba
nada. La vida seguía…
Tenía que reconocerlo. Le
resultaba enormemente atractivo.
Unos días con él. Solos.
Un hombre inteligente,
sensible, comprometido, buen conversador, atento y amable.
Quizá le faltase un poco más
de sentido del humor…
Una cosa era la libertad de
pensamientos azuzados por la complicidad de la noche y otra muy distinta la
realidad.
El ciclo no tardaría en cerrarse.
Tal vez encontrara a alguien
con quien compartir el resto de su vida, pero difícilmente superaría esa
extraña conexión que se había establecido entre ellos. Sin promesas. Sin
reproches. Una conexión surgida de una misteriosa afinidad a pesar de la distancia
cultural y geográfica.
Siempre sabrían ambos que en
algún lugar del mundo existía alguien… : en plena madurez, cuando la distancia
recorrida ya era larga y la que faltaba por recorrer, incierta.
La palabra ya no sirve de
nada en estos tiempos.
Le iba a costar tiempo volver
a centrarse en su vida diaria.
No quería estar sola.
No… No era eso exactamente.
No quería estar sin él.
Bueno, las despedidas de
ahora ya no son como las de antes. Internet ha terminado con muchas lágrimas.
Lo malo de las despedidas es
que antes de irte ya empiezas a echar de menos cosas tan nimias como una
cerveza.
Necesitaba más tiempo de
transición. No podía ajustarse tan rápidamente a semejante cambio
Por un instante, envidió los
largos viajes en barco de principios y mediados del siglo anterior. Los largos
días sobre el mar tenían por fuerza que permitir que el alma se recompusiera.
Era posible ir olvidándose de lo vivido y prepararse para la siguiente etapa
del viaje de la vida.
Necesitaba estar sola, aunque
sólo fuera por unas horas. Tal vez por la mañana viera las cosas de otra
manera.
Desde que había estado con
él, encontraba defectos en todos los hombres.
Tengo el presentimiento de
que algún día todo encajará.
Te aseguro que yo no me
pienso morir… hasta que llegue el momento.
La mayoría de las veces las
cosas no son como uno quiere que sean.
Entonces no podía ni
sospechar que al año siguiente faltaría un miembro de la familia.
La casa era tan grande que
había muchos lugares donde poder esconderse con los recuerdos.
Por mucho que madrugues,
antes se habrá levantado tu destino. Proverbio popular africano.
La familia es como el bosque.
Si estás fuera de él, sólo ves su densidad. Si estás dentro, puedes ver que
cada árbol tiene su propia posición. Proverbio africano.
Las raíces de una persona no
son objetos físicos que se agarran a la tierra como las de los árboles. Las
raíces se llevan dentro. Son los tentáculos que se extienden a lo largo de
nuestras terminaciones nerviosas y nos mantienen enteros. Van contigo adonde tú
vas, vivas donde vivas…
En esta vida hay que
celebrarlo todo. Hoy estamos aquí y mañana… ¡con los espíritus!
Cuando dos elefantes luchan,
es la hierba la que sufre. Antiguo proverbio africano.
Cuando ella sonreía, él se
olvidaba de todo.
¿En qué momento se habían
distanciado hasta el extremo de ignorar esa información?
El tiempo pasa muy rápido
cuando estamos juntos. Se nos acabará y entonces nos arrepentiremos de no
haberlo exprimido lo suficiente.
La vida es como un tornado.
Paz, furia, y paz de nuevo.
No se puede poner riendas a
la naturaleza.
Cuando empieza a echar
raíces, la libertad sí que es una planta de rápido crecimiento.
… había conseguido superar la
etapa más dolorosa de su vida y resurgir del abismo fortalecida tanto en sus
creencias como en su amor por él.
¡Cómo no iban a perdonar más
de treinta años de matrimonio el acto imperdonable de una noche!
Los principios morales son
difíciles de de mantener en situaciones de pobreza y necesidad.
El mundo realmente pertenece
a quien sabe ir ligero de equipaje.
Vivía más de los recuerdos,
propios y ajenos, que de su propio presente.
Las huellas de las personas que caminaron juntas
nunca, nunca, se borran.