…se siente atrapada en un cuerpo que la engaña y
la domina.
…rememora los tiempos en que el azúcar se le
fundía en la boca sin darle asco.
…calcula el número de quilómetros que se hacía a
diario. No sabía ya hacer otra cosa.
…si no piensas, todo va bien.
… hacía pasteles, preparaba guisos, sin
probarlos nunca, sin mojar nunca el dedo meñique… Ella no tocaba nunca una miga
de aquello… Malditos los que no tenían hambre, porque había que marcar la
diferencia.